Madre

La carta es muy limitada para un lugar tan bonito...la pizza es simple, muy mojada y sin ninguna sorpresa al sentido del gusto. Se salvan los calamares apanados y el coctel Juarez; mezcla de tequila, vodka, limonada. Es arquitectónicamente sorprendente con muy buena música.

Es increible que en una bodega en el centro pueda funcionar un concepto tan diferente y original. La comida esta muy bien hecha y los precios son muy buenos.

Gran sitio, diferencial para lo que se consigue en el centro. La comida está deliciosa: el pescado, la pizza diferencial. La decoración del lugar es muy innovadora.Hay que tener cuidado si no te gustan las mascotas hay 2 gatos que son los dueños del lugar, deambulan por el restaurante como lo que son, los dueños.

El lugar es increíble. Es escondido y uno no espera encontrarse con algo con un ambiente tan chévere. Sin embargo, las pizzas son caras y desabridas (les falta mucha sal y condimentos). Vale la pena ir pero no esperen probar la mejor pizza de Bogotá ahí.

Para cliente habitual facil la llegada. De resto toca por señas. El lugar es amplio, acogedor. Pizzas deliciosas. Recomendado las costillas y risoto.