Si quieres desayunar típico o tomar onces podría podría ser una opción pero para almorzar o cenar definitivamente no es como si alguien cocinara en casa sin sabor y sin amor realmente no lo recomiendo visitar pues es comida casera sin sabor
Platos recomendados
Calificar el restaurante (recibe 20 puntos)
Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Hay nuevos platos en la carta, como oos Raviolis de Carne y el Dorado en Salsa Cítrica de Ostras. Probe este último y la salsa, sin ser verdaderamente cítrica, es rica, pues conjuga los sabores de ostras, albahaca siam, tomate, pimentón, cebolla y ajo. El pescado estaba en su punto y es una buena porción. Los Spaghettis a la Danesa son muy buenos, pero la porción es exagerada. La salsa de maracuyá de los Langostinos Apanados al Panko estaba un poco ácida y con una consistencia muy líquida, a diferencia de otras ocasiones. El servicio fue desordenado y más lento de lo esperado en esta visita.
Este año he ido con cierta frecuencia, buscando sazón casera, y no tengo quejas con respecto a la comida. Mi lista de recomendaciones: -Las empanadas (con dos ajíes, tradicional y de aguacate) son una delicia. -La lengua en salsa de tomate o de alcaparras. -La crema de tomate (como la que hacía mi abuela). -El pescado blanco a la parmesana. -La cazuela de mariscos. -El lomo de cerdo a la parrilla envuelto en tocineta con salsa de champiñones. -El arroz a la valenciana. -El mondongo andino. -Los langostinos al panko. El servicio debería mejorar. Creo que les falta sincronización y mejor entrenamiento para el personal nuevo. También falta una solución de climatización para las mesas en la terraza (la temperatura, o es muy caliente o muy fría, según el día).
Es uno de los restaurantes de "toda la vida" junto con el extinto Picaflor. Dejé de ir por muchos años porque se quedó estancado en el tiempo y se volvió muy caro para lo que ofrecía. Sí había visto que lo habían renovado en el último año, pero no me llamaba la atención, hasta que por comentarios de varios conocidos dedidí probar de nuevo. Debo decir que me sorprendió gratamente. La carta es más moderna, pero no perdió la esencia (como sí le sucedió al Picaflor en el fracasado intento por actualizarlo). Recuperaron los postres tradicionales (la torta de novia, la torta de chocolate, el strudel de manzana) y agregaron otros como las milhojas (de jalea de guayaba, arequipe, crema pastelera) y los pies. Las porciones son más bien generosas. Es muy bueno para ir a desayunar o tomar onces con la familia (los envueltos y tamales son deliciosos). El servicio debería ser más rápido.
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