Qué mala experiencia.
Este sitio promete mucho a la entrada. Es un restaurante italiano, al cual se entra por la cocina, donde se exhibe la pasta hecha en "casa" y donde los colores de los diferentes ingredientes hacen pensar que lo mejor está por llegar. Sube uno al segundo piso, donde el ambiente se ve muy acogedor y rústico. Unas sillas de madera lo invitan a uno a seguir aumentando las expectativas. Pero de un momento a otro la ilusión se va desvaneciendo. Primero con la aclaración de todos los platos que no tienen en el día y segundo con la mala actitud de los meseros y el señor que parece el dueño. Señores... Ustedes son vendedores...!
Pedimos dos entradas: un queso mozzarella con tomates y unas aceitunas. Nada diferente a lo que cualquier desprevenido puede cocinar
De plato fuerte... Acá pusimos los pies en la tierra y nos dimos cuenta que era mejor haber comido en casa. Pedimos unos raviolis de carne con salda de tres quesos... La pasta estaba muy cocida y la salsa parecía de paquete. También pedimos la pasta que lleva el nombre del restaurante... no tenía nada especial. Cómo el plato que lleva el nombre del sitio es un plato tan neutro???
Tratamos con otra pasta con salsa bolognesa... E igual.
Para rematar la velada, aquellas sillas que parecían muy lindas... Terminaron siendo las más incomodas del mundo.
Es muy difícil encontrar un restaurante italiano malo... Y este hace los honores. No se si arriesgarme otro día a una pizza o una carne... Por ahora no creo
