No tenía grandes expectativas debido a algunos comentarios, pero trato de experimentar por mi mismo y no fui decepcionado. El servicio estuvo bien aunque se equivocaron y olvidaron las entradas, se disculparon y sirvieron todo muy rápido, pedimos los acamotados los cuales estuvieron deliciosos, sobretodo la salsa que es tan rica que la que traen termina siendo poca. Al pedir una recomendación al mesero el fue muy acertado al contarnos que los platos por mas ricos que se vean en el menú, no traen acompañamiento por lo que nos dijo sugirió que pidiéramos un arroz (chaufa especial) con otro plato que fue un pescado apanado relleno de camarones, la combinación fue todo un éxito, además traen 3 clases de ají deliciosos y venden un agua saborizada San Pellegrino espectacular, tan generosas fueron las porciones que no quedo espacio para postre, por lo que seguramente volveré. Otro dato curioso y diferente, tienen una excelente carta de vinos pero lo que sorprende es la calidad de los que venden por copa, increíbles!!! De seguro voy a repetir, claro que me gustaría saborear menos mariscos procesados y algo más natural. Provecho!

Que rica comida india, si es posible vayan varios, creo que este tipo de platos tienen toda su magia en la posibilidad de compartir entre todos, comer bocados diferentes y pasar un rato en confianza. El ambiente y el servicio pueden ser mejor aunque lo intentan bastante bien, prueben cualquier plato con cordero que no los va a decepcionar y las bebidas con yogur son diferentes y deliciosas, eso si, pidan pan extra por que lo van a necesitar y preparen la billetera porque tampoco es que sea muy económico aunque creo que lo vale. Provecho!

Me encanta descubrir este tipo de establecimientos incrustados en lugares residenciales, me parece que hacen un servicio social a la comunidad (especialmente a los solteros) al ofrecer comida rica, rápida, teniendo buenos estándares de calidad en comparación a la típica pizzería de barrio. Este es un esfuerzo grande por tener un sitio de buen gusto, tanto en sabor como en ambiente, entre tanto local mediocre. Los precios son increíblemente bajos para lo que se ofrece, tienen dos pizzas con ingredientes de mar (camarón bbq y otra que viene también con palmitos) que no deben dejar de probar y no tienen que envidiarle nada, y lo digo sin exagerar, a las grandes cadenas de costumbre; la costra esta en su punto con el crocante y el grosor adecuados, salsa base rica y bastante queso de ese que da gusto estirar. El ambiente es relajado y bien pensado, insta a quedarse un rato mas, todo esta nuevo y lo mantienen inmaculado, los jugos de fruta son deliciosos y como me gustan, muy generosos! Aunque ofrecen mas que solo pizzas, este es su fuerte, no me he desviado a intentar mas opciones. Les insisto, es un local acorde a su precio pero sin lugar a dudas uno de los mejores, sino el mejor, en su especie. Provecho!

Es un sitio de comidas muy típicas mexicanas, nada de texmex, la cochinita pibil es muy rica y la entrada de queso también, de las sopas la de tortilla es clásica pero no recomiendo mucho el Pozole, ni se ve ni sabe bien. El plato especial de la casa es bueno y tiene un poquito de todo, las aguas de varios sabores son casi una obligación. He ido varias veces y la comida nunca decepciona, el servicio no es de lo mejor, pero por esos buenos precios vale la pena aguantarlo, no tienen parqueadero por lo que es si va en carro que lo guarde en uno de los centros comerciales cercanos.

Probé el plato que traía una variedad de mini hamburguesas y una entrada de calamaras apanadas, la comida es rica pero ese plato no lo es tanto, le voy a dar una nueva oportunidad para probar una completa. La entrada en cambio estaba deliciosa, un poco pasado de condimeto el apanado pero de buen sabor. Lo recomiendo bastante, además se puede uno quedar tomándose unos tragos. Buen apetito.

Me considero un fanático de la comida santandereana, la considero un manjar, pero si alguien de uds ya fue a este sitio en nombre de mi tierra les pido mil disculpas y les aseguro que deben darle otra oportunidad, esta vez en un restaurante que sepa hacerla. El sitio tiene un ambiente muy malo y se nota que han dejado que el tiempo haga lo suyo, pero lo peor de todo es que la comida no tiene absolutamente nada que ver con lo que se come en Santander. Por favor eviten pasar por este sitio si no desean tener un muy mal recuerdo.

Es un sitio para saciar al carnivoro que llevamos dentro, si llevas esas ganas vas a salir lleno y con una sonrisa en los labios. Teniendo eso en cuenta, vale la pena ir, buenas porciones, buen sabor, materia prima de calidad, respetan mucho el producto y saben de asados, inclusive dictan clases sobre el tema, con esto uno puede darse una idea de que te van a llevar el corte y el término que pediste a la mesa. Los precios me parecen justos para los platos, el servicio y el ambiente del sitio. No es para una cena romántica o de negocios, es para ir en confianza con amigos y ganas de carne! No se pueden juzgar a todos los restaurante bajo los mismos criterios, para este bajo su especialidad me parece de los mejores en su clase, no es comida elaborada, solo buen fuego, sal y trozos jugosos del animal de su elección. como debe ser. Solo he ido al que queda entre parque de la 93 y el cinema, me parece bien ubicado pero hasta donde recuerdo no tiene parqueadero.

Este sitio me gusta bastante, ha sido una empresa pequeña que a punta de buen sabor, tradición y buenas porciones se ha ganado el corazón de los vecinos del sector al punto que tienen una fidelidad sorprendente. Difícilmente las personas que viven cerca piensan en otro lugar para unas onces o dejan de comprar sus tortas para fechas especiales, son en verdad clásicas, de sabores artesanales, nada pretenciosas, el sitio se mantiene y se ha expandido por el buen servicio y la calidad de sus productos, que por cierto son bastante económicos. Debo decir que la conocí por casualidad pero me encantó, los postres, hojaldres y malteadas gigantes iban y venían sin parar, despertaban el apetito inmediatamente. Aclaro que no deja de ser una pastelería de barrio, no es de gran alcurnia, pero se nota que le han agregado mucho amor y esfuerzo al lugar, son de esas cosas que simplemente te quedan para recordar. Les recomiendo que vayan, disfruten un día si están por ahí cerca, no se dejen llevar ni por lo comercial de lugar ni los demás locales alrededor, simplemente entren y déjense antojar. ¡Provecho!

Para mí lo mejor que tiene este restaurante lo definen sus entradas, si quieren comer rico y no salir desilusionado en el intento puede quedarse en esta parte de la carta que no será decepcionado. Los ceviches en "bowl" armados a su gusto, con sabores originales (el que trae cebolla caramelizada es toda una experiencia) y los tiraditos, al lado de una buena botella de vino (Zucardi Malbec Rosé) harán de su velada algo inolvidable (tienen la opción de media botella). Irse por el resto de la carta puede ser algo riesgoso en algunos casos, pero el ambiente, la atención y lo acogedor del sitio pueden que lo hagan volver a una cena romántica de vez en cuando. Para iniciar la noche pueden pedir unos mojitos con ron Zacapa, excelentes, pero eso si prepárense para hacer cola los fines de semana. ¡Provecho!

Un sitio para el carnívoro que llevas dentro, porciones generosas, campestre y muy buen sabor, a pesar de que queda un poco retirado cuando se piensa en comer carne de la buena, aclaro sin ser gourmet ni para los críticos exigentes, este sitio es ideal. Bastante familiar y de ambiente nada espectacular, hay que centrarse en un buen corte o una hamburguesa de proporciones "picapiedrezcas" para disfrutarlo realmente. Es para ir con la familia, bastante apto para niños, el parqueadero es un poco pequeño y creo que es mejor ir pasado el mediodía para no encontrarlo tan lleno. El lomo al trapo es muy rico pero no para todos los gustos porque siempre sale medio, es bastante para una sola persona y solo carnívoros avanzados. Como recomendación adicional, cuidado con los términos, suelen dejarlos un poco más bajos del punto, claro que para el que come buena carne eso nunca será un problema. ¡Provecho!