El sitio queda muy bien ubicado y bien rodeado. La casa tiene un estilo muy tradicional. Los techos son altos y están bien mantenidos. La transformación interior está muy bien lograda. Compartimos un tiradito y una mezcla de ceviches. Todo bien preparado y en porciones correctas. Lo acompañaron con una salsa de ají rojo (rocoto?) con un muy buen nivel de picante y con un sabor penetrante pero apropiado. De plato fuerte compartimos un arroz chaufa, un salmón en cama de puré y una causa. El arroz bien preparado, el salmón de buen tamaño y mejor preparación. La causa tiene una preparación crocante ajena a la original más no por ello de baja calidad. Los sabores muy acertados y los tamaños suficientes. Compartimos un suspiro limeño que viene en tres porciones, acompañado de trozos de fresa. Lo mejor de la mesa. Las bebidas resultaron ser la nota a mejorar. Pedimos pisco sour de costo estándar pero de tamaño muy pequeño. El vaso lleno de espuma desde la mitad resultó un poco frustrante. Liviano en pisco. Los precios me parecieron altos pero justos de cara al buen nivel de servicio y a la siempre buena intención del personal. Un sitio para regresar.
