Este lugar podrÃa ser El Centro del boom culinario en Bogotá, en cambio no pasa de ser una parodia de la cultura Gourmet.
Primero el restaurante está en El Segundo piso de un edificio de oficinas, con un acceso que recuerda una plazoleta de comidas de un centro comercial.
Segundo al llegar están unos anfitriones desubicados y sin conocimientos de que reservas están hechas.
Tercero, nadie explica todas las opciones de áreas para sentarse ni qué diferencias hay entre los ambientes, lo que lleva a que se desaprovechen algunos ambientes mejor diseñados.
Cuarto la charcuterÃa y la tienda dulce están fuera de lugar dentro del salón principal del restaurante, si la idea era lograr un ambiente de mercado se quedaron a mitad de camino entre un McDonalds y la plaza de andres
Quinto ordenamos dos cócteles que estaban muy bien logrados, pero una vez los terminamos a nadie se le ocurrió ofrecernos algo más de beber
Sexto ordenamos una botella de vino ( la carta de vinos tiene vinos a buen precio y vinos a precios ridiculos para el lugar,varios millones de pesos) el sommelier rompió el corcho y nos dejó detritos flotando en la copa, nunca nos sirvieron el vino después de la primera copa.
Séptimo ordenamos dos entradas las Anguilas y la cacerola de papas, las anguilas claramente son un plato que recuerda el potencial que tenÃa este lugar, mientras que las papas muestran el nivel actual, un pegote de queso sin sabor.
Los fuertes una corvina cruda y una paella con sabor a caldos en polvo. Todo acompañado de una ensalada que parece sacada de un paquete
Por último un postre con arandelas y sin técnica (crema catalana) este es el tipo de lugares que hubiera podido ser prodigioso sin embargo es claro que el chef principal no está a cargo de todo.
Para la gente que piensa ir les digo: con menos o igual dinero pueden ir a lugares más Ãntimos y con mayor calidad, hay que darle la oportunidad a los chef y restaurantes que sà persiguen la calidad.
