El ambiente es normal, limpio, bonito pero nada espectacular. El servicio también es normal. La comida es lo que llama la atención, los sabores son muy buenos y las porciones son generosas.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
El ambiente es acogedor, familiar y muy agradable. La comida te traslada al pacifico, su olor y su sazón son especiales.
El restaurante es un lugar tranquilo, agradable a la vista bien iluminado,la atención muy buena, La comida costosisima para los sabores,el mesero sugirió el ceviche siete almas, pero al parecer como siempre era para salir de stock de mercancías, un ceviche sin fuerza ,bajo en sabor, una lechuga que no aporta nada en sabor si no que más bien empaña el sabor , ya que la lechuga cortada se oxida muy rápido, no se le siente el sabor a chontaduro por ningún lado, la parrillada perfectamente alcanza para dos personas , pasados pero muy pasados de sal y ajo, la liminada de coco nada que ver, mucho hielo, en general para ser un restaurante que está ubicado en un sector normal, está muy costoso, los platos no tienen el sabor que uno espera. Los patacones que dan de cortesía los entregan fríos, el hogao no está mal pero se pasaron de comino y el patacon de la parrillada aún que la propuesta estaba bien sabía demasiado a aceite
Algunos platos parecen entradas y los ofrecen como plato fuerte a un elevado precio. La atención no es muy agradable, les falta carisma y ángel para atender.
El pusandao de pargo es un plato maravilloso de la cultura pacífica colombiana y en este restaurante es maravillosamente presentado y delicioso. De entrada recomiendo los patacones endiablados. Es muy divertida la denominación de los platos “el ceviche arranca la tanga” y el “arroz putiao”. suenan muy chistoso.
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