Prudencia

Es un sitio muy bonito y de muy buena atención. Los meseros y el chef son muy esmerados en hacerlo sentir bien. La cocina es impecable, pero no existen alternativas distintas de la oferta de ‘momentos’ que tienen preparado para todos los comensales. Las porciones son pequeñas, los precios un poco altos, pero lo puedo recomendar sin lugar a dudas. Es un sitio maravilloso. Es un lugar inolvidable. Pueden ir a la fija.

Indudablemente una experiencia extraordinaria! vale la pena pegarse la ida a la candelaria, el tema de llegar a comer sin pensar en pasar largos minutos viendo un menú interminable para decor acá no pasa, aquí el menu esta decidido por uno y lo único que toca decidir son dos cosas, si quiere bebidas con o sin alcohol y si el plato principal es carne, pescado u otras cosas (vegetariano etc. se acomodan también a sus restricciones medicas.) y sale, son 7 platos con sus bebidas y también lo invitan a uno a comerse distintos platos en distintas zonas de la casa, por ejemplo en el jardin una parte que contiene lo asado en la parrilla, donde además esta el parrillero explicando su preparación. Pan artesanal MUY bueno con una mantequilla especiada deliciosa y aceites. ademas el pan puede comprarlo para llevar!! le recomiendo hablarse con el dueño, Mario y su esposa, que le cuenten del lugar! es simplemente genial y son MUY amables! si está debuenas aun les quedan alguna HESTIAs, q es un asador+ que Mario diseño y que además de ser una cosa de locos tiene una historia bonita! pregunte!! volveré y volveré! me encanto, todo! la comida y bebida pero sobretodo la experiencia!

Me fue super una chimba de chuZo. bueno el conejo y la chanfaina. Recomendado pa los parceros y la damilia.

se conserva bien aunque el servicio ha desmejorado . las carnes son buenas y en general bien presentéis los platos , un poco pobres en gramaje

una experiencia gastronómica definitivamente. no es una comida más. es la experiencia de la cual quedas conversando por el resto del mes. Llegas un poco desorientado porque el restaurant no tiene aviso al frente y parece una casa cualquiera del Barrio La Candelaria. El equipo de trabajo está impecablemente bien acoplado y entrenado en sus funciones y te va conduciendo en tiempos perfectos para ir disfrutando de sabores desconocidos explorando sensaciones producidas con la leña, humo , ingredientes y fermentaciones. Atendido por Mario Rosero y su esposa que han convertido esta casa anónima de la candelaria en un lugar inolvidable. lo único que le cambiaría a esta experiencia sería el Pan que la corteza se quema un poco y el sabor domina un poco los otros sabores más sutiles. 100% recomendable