un sitio agradable. bonita decoración. Un nutrido equipo que no hace correctamente su función ya que están más pendiente de conversar entre ellos que de atender la mesa. tienen algunos platos protagonistas como los Dumplings , los Bao de Pork Belly, entraña al Josper estaba buena. no se anoten con el Crispy Kale que no vale para nada ni las tostadas de Tuna tartar. En general estuvo bien pero no repitiría habiendo tantos sitios por conocer en la ciudad

una experiencia gastronómica definitivamente. no es una comida más. es la experiencia de la cual quedas conversando por el resto del mes. Llegas un poco desorientado porque el restaurant no tiene aviso al frente y parece una casa cualquiera del Barrio La Candelaria. El equipo de trabajo está impecablemente bien acoplado y entrenado en sus funciones y te va conduciendo en tiempos perfectos para ir disfrutando de sabores desconocidos explorando sensaciones producidas con la leña, humo , ingredientes y fermentaciones. Atendido por Mario Rosero y su esposa que han convertido esta casa anónima de la candelaria en un lugar inolvidable. lo único que le cambiaría a esta experiencia sería el Pan que la corteza se quema un poco y el sabor domina un poco los otros sabores más sutiles. 100% recomendable

muy rico. excelente servicio. el sabor de la comida casera italiana. muy recomendable. la decoracion interna muy agradable también. nosotros nos quedamos afuera en la terraza porque fuimos con la mascota