Madre

Hace mucho que no visitaba este lugar, pero siento que se ha perdido un poco de su esencia, de los platos que queríamos, tres no habían, así que tuvimos que acomodarnos. Los sabores están bien pero no como para dar ganas de volver.

Fuimos a celebrar el cumpleaños de mi hija. Realmente La comida fue muy buena y muy bien presentada.A mi hija le pasaron un helado delicioso con dos bengala . El servicio también fue bueno. la decoración vintage es agradable. La mesa estaba ubicada cerca a la cocina, no se escuchaba la música, pero si un ruido muy desagradable.

Es una joya escondida en la Candelaria. No hay una gran variedad de platos, pero los pocos que tienen son inigualables, la atención y la amabilidad también son excelentes. un lugar para volver definitivamente. Platos recomendados: La caldereta y el helado frito.

Es un lugar escondido pero muy bonito. La carta es limitada pero tienen una buena selección. A veces hay música en vivo y el sabor de sus platos es fantástico. Hay una buena relación costo y plato, pues las cantidades son justas y el sabor es maravilloso. Recomiendo la Caldereta, sabor de mar con unos toques dulces y muy ricos.

Lugar escondido pero cuando entras te sorprenderás la comida deliciosa el ambiente es súper agradable y quieres quedarte un buen rato y seguir picando.