Ir a María Candelaria es visitar a las abuelas, es viajar al pasado desconocido con curiosidad. En este lugar todo es diferente y ves el uso alternativo de los objetos. Los dueños, gerentes, cocineros y el servicio está a cargo de una pareja que parecen clonados en el tiempo y no envejecen. Ella es la encargada de la cocina y el hace caso! De comida están bien, muy bien.... mis favorito es la lasagna de berenjenas, la cuajada y la sopa mixta de ahuyama con espinaca. El plan de cortesía es glorioso. Solo deben tener paciencia, lo bueno se hace esperar. Mi gente esto es slow food de alto nivel.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Todo sobre este restaurante es precioso, la comida, la atención, el lugar, los dueños. No deje de probar la pechuga - con cualquier relleno- las albóndigas, la sopa de lentejas y hasta la limonada con lulo. Vanga con suficiente tiempo porque se prepara bajo pedido.
A pesar que la comida es deliciosa, el servicio es demasiado demorado y el ambiente del lugar tampoco es súper cómodo. Hay que ir con MUCHA paciencia… a nosotros se nos demoró el pedido dos horas e inclusive habíamos reservado. Dudo volver, pero es un sitio que vale la pena probar.
Es un restaurante escondido en el centro de Bogotá, absolutamente delicioso, atendido por sus dueños, muy tranquilo y familiar. Súper recomendado, la verdad. Recomiendo reservar antes de ir, y hacer el pedido en ese momento, porque la preparación de los platos toman su tiempo. Me encanto la sopa de cebolla, la pechuga con mucho queso y la cuajada con melado. Para repetir, en verdad...
Este restaurante tiene un ambiente muy familiar, es atendido por sus dueños y realmente se esmeran por dar un buen servicio. Los platos fuertes estaban muy bien en cuanto a sabor y tamaño, la barra de ensaladas tenia una gran variedad de alimentos frescos y las sopas, en especial la de tomate, tenía un sabor increíblemente natural. La cuajada es deliciosa. El servicio es algo demorado, así que es mejor ir con suficiente tiempo.
Delicioso! Es atendido por sus dueños y el ambiente es muy familiar. Se recomienda hacer reserva ya que la preparación puede tardar bastante.
Ir a María Candelaria es visitar a las abuelas, es viajar al pasado desconocido con curiosidad. En este lugar todo es diferente y ves el uso alternativo de los objetos. Los dueños, gerentes, cocineros y el servicio está a cargo de una pareja que parecen clonados en el tiempo y no envejecen. Ella es la encargada de la cocina y el hace caso! De comida están bien, muy bien.... mis favorito es la lasagna de berenjenas, la cuajada y la sopa mixta de ahuyama con espinaca. El plan de cortesía es glorioso. Solo deben tener paciencia, lo bueno se hace esperar. Mi gente esto es slow food de alto nivel.
A pesar que la comida es deliciosa, el servicio es demasiado demorado y el ambiente del lugar tampoco es súper cómodo. Hay que ir con MUCHA paciencia… a nosotros se nos demoró el pedido dos horas e inclusive habíamos reservado. Dudo volver, pero es un sitio que vale la pena probar.
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