Visitamos El Cielo Bogotá el pasado 23 de mayo, un grupo de seis personas con la expectativa de vivir una experiencia gastronómica de alto nivel. Lo que ocurrió fue todo lo contrario: una serie de abusos disfrazados de protocolo que terminaron en una cuenta superior a los 10 millones de pesos, sin ninguna explicación transparente ni trato digno. Nos ofrecieron vino como acompañamiento del menú, pero nunca mencionaron que eran botellas de edición especial ni informaron su precio. Al final nos cobraron 3 millones de pesos por botella, y al reclamar, el personal reaccionó con hostilidad, revisando cámaras de seguridad como si hubiéramos hecho algo indebido. Alegaron que los precios estaban en un QR que nadie explicó, y que "sus clientes suelen ofenderse si se les informa el precio". Inaceptable. Nos sentimos como turistas estafados en una playa de Cartagena, pero esta vez en un restaurante con estrella Michelin y reputación internacional. El trato fue condescendiente, cínico y falto de toda empatía. Para completar el desastre, durante la cena, al subir al baño, me cayó encima un baldado de agua sucia desde la cocina, arruinando mi vestido de seda y empapándome la cara y el cabello. Nadie ofreció una disculpa, ni se responsabilizó. He iniciado una denuncia formal ante la Superintendencia de Industria y Comercio. Este tipo de prácticas son inadmisibles y no pueden seguir ocurriendo bajo la fachada de la alta cocina. Lo que vivimos no fue lujo ni experiencia sensorial: fue un abuso al consumidor.
Sobre el restaurante



SERVICIOS
Menú
Reseñas
(248 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Es una experiencia diferente para el comensal. He estado en muchos restaurantes de degustacion en varias partes del mundo y con estrellas michellin. La comida es muy buena pero lo mejor de este restaurante es como juegan con la parte sensorial de cada comensal. Es una parada obligatoria en Medellin, Bogota o Miami
Restaurante con mucha pinta y nada más, tienen un concepto denominado sensorial pero ningún emoción despierta por los productos que ofrecen. Lo extraordinario no está en crear cosas complejas sino sobrias y con un encanto que perduré, el local debería ser una galería de arte más no un restaurante, deja mucho que desea el servicio y la comida obviamente.
Excelente comida, los sabores son puros, las combinaciones exquisitas, hay mucho ingenio puesto en el menú, el servicio es dedicado, varian el menu con la suficiente frecuencia. Lo único malo es el precio, demasiado alto, iría más a menudo.
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