Fui con mi familia. Es un comedero coquetón excelente para almorzar e ir con niños. Múltiples platos a escoger. Frutas, carnes, fríjoles, cerdo, aguacates buenísimos. Un nieto casi se come la vaca entera. Ambiente interesante.

La entrada a una casa grande en una frondosa arboleda es hermosa. Su interior decorado en base a madera es elegante. Las mesas bien servida por un personal dispuesto a colaborar sin ser intruso. Probamos los huecitos de cerdo, el salmón a la parrilla con su exquisita salsa, el cordero y finalmente la creme bruleé. Excelente experiencia.

Lo que encantó es que está localizado a una cuadra de mi hotel. Área segura, cenamos en una terra ita que da a la calle con la ventaja de calefacción apropiada. Las albondigas de cordero, el pulpo, y sobre todo el pato a la naranja estuvieron insuperables. El ambiente es bueno y sus meseros bien entrenados. No les cuento el precio de una botella de viuda de Clicot que nos bebimos por estar en celebrando un Aniversario 50. Mejor escogencia no pudimos hacer. Ahhh se me olvidaron los profiteroles.

Excelente restaurante. Al entrar la terraza con sus plantas es muy placentero. Adentro su decorado es elegNe. Buena comida, especialistas en mariscos. El salmón de la casa, el pulpo y el pescado Caracol Azul estuvieron inmejorables. La atención inmediata y siempre presente.

Como todo en la vida hay gusto para todo. El ambiente de bulla y parranda es apropiado para eso. No es para un comida formal. Comida colombiana coquetona. Rica en su alto contenido de colesterol y sabor. Luces. Algarabía. Música. Nos dejaron los platos ya usados unos buenos 15 minutos después de haber acabado de. Comer.