Liberty

Fuimos dos personas un fin de semana por un café y un postre cada uno. Ambos platos fueron bastante mediocres, una torta de chocolate vieja y que parece torta de vino barata con helado y unos profiteroles congelados servidos y cobrados como si fueran hechos por la casa. Los precios no responden a la calidad de los platos servidos. La decoración es lo mejor.

Acá no pasa nada. Lo sentí excesivamente costoso para el tipo de comida que ofrecían... Salsas grasosas y pesadas, pescados poco frescos, carta reducida de vinos y a precios elevadísimos... El sitio es lindo, eso sí, súper romántico y como para ir en pareja y comer medio a oscuras, pero de resto, sin pena ni gloria.

El restaurante es super elegante con ambiente super sofisticado, lastimosamente la comida es muy mala, desabrida y sobre todo el sabor francés no se saboreo en ningún de los platos, lo cual es un punto bastante álgido. En cuanto a la atención, es regular ya que la comida se demoro bastante en preparar.

No entiendo como pueden decir que es de comida francesa. Un pulpo nadando en ajo. Unas salsas grasosas. Unos mejillones verdes todo menos frescos. Servicio malísimo. Las papas fritas grasosas, crudas. Y para completar carísimo.

La comida me parecio deliciosa, en su punto. Aunque poco demorado para que llegaran los platos, a pesar que no habia tanta gente buen servicio.