Solo porque un lugar pertenece a alguien reconocido no garantiza su calidad. Este es un claro ejemplo de ello. La comida… venden de todo, platos americanos, mexicanos, japoneses, colombianos, italianos etc., la verdad no le atinan a nada.
La sal acapara toda la atención en los platos, sobre todo en los calentados y en los salteados japoneses, en la hamburguesa hay que buscar con lupa el queso. Los precios de ciertos platos son absurdos, no entiendo cómo pueden cobrar más de 30 mil pesos por un sándwich de pavo que no es absolutamente nada del otro mundo. El servicio lo peor del lugar, pedimos y la comida tomó una eternidad en llegar (en el sitio no había más de 20 personas), incluso las bebidas se demoraron más de 20 minutos y cuando finalmente estuvieron listas las pusieron en la mesa de al lado durante un buen tiempo mientras atendían otras personas para luego si servirlas, cuando los platos llegaron estaban apenas tibios quien sabe cuánto tiempo estuvieron servidos.
Al final cuando decidimos no dar propina el mesero se sorprendió y el trato y miradas fueron bastante displicentes después de eso. Puede que el lugar se apropiado para almuerzos de negocios pero si quieres disfrutar de una buena comida este no es el sitio.
