De los mejores restaurantes que he visitado en Bogotá; de hecho me sorprende que esté de 99 en Latinoamérica, yo lo tendría más arriba en la lista. La acústica no es la mejor y el sitio si se siente un poco apretado; había gente esperando para ser sentados que no tenían dónde esperar más que al lado de los comensales. Las recomendaciones de Freddy nuestro mesero fueron muy atinadas y la comida estaba deliciosa.

Regresaría cada vez que esté en Bogotá. El menú es muy completo, sobretodo para un coffee shop; los platos que pedimos para compartir estaban deliciosos y el café ni se diga. Hace falta pulir un poco la atención: los muchachos estuvieron un poco distraídos y demoraron en atendernos.

La decoración y ambiente del lugar son de ensueño. La pasta es deliciosa, sin embargo los platos son algo costosos en comparación con otros restaurantes de la zona con oferta similar. Durante el almuerzo el servicio es algo lento, incluso la coctelería demoró.