Desde hace algún tiempo no iba al lugar, y me sorprendió con nuevos productos en la carta y un plato que debo destacar como mi favorito, por encima de la limonada de pepino, de la cual fueron precursores en la ciudad. Estoy hablando de la ensalada Zorba.
Antes de que llegara a la mesa estaba esperando una ensalada convencional, con los ingredientes que reza la carta, pero no. Este plato, especial para compartir, es una combinación de yogurt con aceite de oliva, hummus, vegetales y queso que se come acompañado de triangulitos de pan pita. Súper recomendado para una cena conversada entre amigos.
El ambiente es tranquilo y privado. Los meseros se destacan por su amabilidad y atención. De allí me encanta la informalidad que le da ese toque de complicidad a la experiencia.
A pesar de ser un poco estrecho, el ambiente del lugar es muy agradable, se siente todo como en familia. Los dueños te atienden, las personas se saludan y todo el tiempo hay movimiento. La comida es variada y ofrece opciones poco comunes en los restaurantes de la zona. Deliciosas las limonadas de granadilla y pepino. Recomendados los calabacines horneados y el pastel de espinaca. El servicio es rápido y la relación costo beneficio es muy buena. Sugiero pensar en otras opciones de pan pita, buscando uno que se parezca más al griego, tal vez menos esponjoso. Delicioso para ir en la noche a conversar y comer!
Café Zorba
Desde hace algún tiempo no iba al lugar, y me sorprendió con nuevos productos en la carta y un plato que debo destacar como mi favorito, por encima de la limonada de pepino, de la cual fueron precursores en la ciudad. Estoy hablando de la ensalada Zorba. Antes de que llegara a la mesa estaba esperando una ensalada convencional, con los ingredientes que reza la carta, pero no. Este plato, especial para compartir, es una combinación de yogurt con aceite de oliva, hummus, vegetales y queso que se come acompañado de triangulitos de pan pita. Súper recomendado para una cena conversada entre amigos. El ambiente es tranquilo y privado. Los meseros se destacan por su amabilidad y atención. De allí me encanta la informalidad que le da ese toque de complicidad a la experiencia.
Zeta
A pesar de ser un poco estrecho, el ambiente del lugar es muy agradable, se siente todo como en familia. Los dueños te atienden, las personas se saludan y todo el tiempo hay movimiento. La comida es variada y ofrece opciones poco comunes en los restaurantes de la zona. Deliciosas las limonadas de granadilla y pepino. Recomendados los calabacines horneados y el pastel de espinaca. El servicio es rápido y la relación costo beneficio es muy buena. Sugiero pensar en otras opciones de pan pita, buscando uno que se parezca más al griego, tal vez menos esponjoso. Delicioso para ir en la noche a conversar y comer!