La Romana

Después de muchos años volví a La Romana con expectativa. Eran alrededor de la 1;30 pm, no nos habíamos sentado cuando ya teníamos la carta en nuestras manos, pensé "buen servicio": eso fue lo único bueno. Nos tomaron el pedido, pasaron 25 minutos para entregar dos lasagnas, cuando nos las iban a servir se percataron que no teníamos en la mesa cubiertos, servilletas ni el pan, horroroso. Se devolvieron con la comida, nos pusieron cubiertos, servilletas , el pan y la mantequilla SIN CUCHILLO, de vuelta la comida ¿ que falto? las bebidas. Se pidieron desde un principio dos coca colas frias sin hielo, ¿que llego? coca cola al clima y para colmo de males en botella, la excusa NO HAY MÁS todo esta AL CLIMA, debi conformarme con una coca cola AL CLIMA Espantoso, un restaurante de mas de veinte mil pesos plato, con 50 años de trayectoria y sirven coca cola en botella. Resultado pasaron 50 minutos desde que tomaron el pedido hasta que el servicio estuvo "completo". El que quiera ir, la comida es buena pero debe tener paciencia, muchísima paciencia.

Excesiva cocción de los alimentos, en la ensalada el tomate cherry excesivamente maduro al punto de oler fuerte. No entiendo el motivo por el cual los restaurantes Colombianos no hay servilleta de tela, la de papel esta en contra del buen gusto.

La comida es buena pero el servicio es pésimo, las meseras atienden muy mal, no saben ni saludar, es triste porque es un sitio tradicional de Bogotá.

No me fue tan bien con mi plato pero el de la persona que me acompañaba estaba muy bien. Creo que era la milanesa de pollo. Los platos son muy generosos.

Que gran decepción esperaba tanto de este lugar y sólo encontré mal servicio, las meseras lo tratan a uno como si le estuvieran haciendo el favor, diez minutos se demoraron en pasarnos la carta, ni les importo ubicarnos al ingresar y la comida demoro casi 35 minutos, pero al cobrar si una sonrisa para preguntar si incluían el servicio, situación de muy mal gusto. La comida muy regular e insípida. No pierdan su plata pues el precio no vale para lo poco que uno recibe.