La experiencia dejó mucho que desear. La pasta Carbonara, aunque un clásico de la cocina italiana, no cumplió con las expectativas. El plato carecía de sofisticación, con un sabor demasiado fuerte que opacaba los ingredientes y una porción sorprendentemente pequeña para el precio. Otros platos fueron el PROSCIUTTO E MELONE y TUBETTONI ALL’AMATRICIANA lamentablemente, no mejoró la situación: el TUBETTONI un poco fuerte el sabor. El único plato que sí recibió buenos comentarios esa noche fue la Pizza FAMMI VEDERE (puntualmente por la burrata). En cuanto a los cócteles, aunque deliciosos, el precio resultó desproporcionado. Especialmente llamativo fue el caso del Gin Tonic, cuyo valor no figuraba en el menú. Al llegar la cuenta, se cobró de manera separada trago de ginebra (75.900 pesos) y la tónica, (14.400) para un valor total del cocktail de : 90.300 pesos. Lo que dejó un mal sabor de boca, tanto literal como figurativamente. Esta política de precios genera la sensación de querer cobrar hasta por los hielos, lo cual resulta poco elegante y nada amigable con el cliente. Para rematar la experiencia en el lugar cuando fuimos a salir del restaurante preguntamos en caja si nos podían dar una copia de la factura para presentar para el pago del parqueadero. Y la respuesta muy enfática fue que con una sola factura salían los dos carros sin problema. Cuando llegamos a pagar el parqueadero sólo cubría un carro como era de esperarse. obviamente nos tocó regresar, perder tiempo y volver a pedir otra factura, hasta que por fin nos la dieron. Al final el balance entre precio, calidad y servicio simplemente no estuvo a la altura.
Platos recomendados
Calificar el restaurante (recibe 20 puntos)
Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Dos cosas antes de la reseña: - Los restaurantes de Bogotá se destacan del resto del país por su esmerada atención pues la competencia es muy alta, y sin embargo aquí se dieron el lujo de ofrecer la peor posible. - Siempre doy una segunda oportunidad a los restaurantes si mi primera visita no fue una buena experiencia. En este caso no pasará y verán el porqué en la reseña. Visitamos el restaurante el sábado 26 de octubre alrededor de las 5 de la tarde. Éramos un grupo de 4, al llegar notamos que nadie ubicaba a los clientes en las mesas, entonces buscamos una mesa en uno de los dos lados del restaurante con menos ruido de la música, la parte de café. Estuvimos esperando más o menos 10 minutos sin que nadie nos atendiera, cuando apareció una “hostess” o anfitriona -si se le puede llamar así- y nos hizo la absurda pregunta: “van a consumir?”. A lo que respondimos: “claro”. Nuevamente pregunta: “restaurante o café?”, a lo que dijimos: “donde ofrezcan postres y café, la idea es tardear”. Nos explica que el lado en el que estábamos era para café, y le dijimos que estaba perfecto entonces. Sin embargo se le notaba interés por inducirnos a pasarnos al otro lado, el de restaurante, más ruidoso. Se fue, y asumimos que nos enviaría a alguien. Al cabo de unos 15 minutos, se acercó un mesero que estaba armando mesas por ahí cerca a decirnos; “disculpen, podrían moverse al área del otro lado? Es que este lado está reservado”, le respondimos: “la hostess que está por allá nos dijo que aquí estábamos bien”, entonces se alejó a hablar con ella. Acto seguido llega la hostess a preguntarnos si podíamos pasarnos a otra mesa, muy cerca y en la misma sección del restaurante, el café. Le dijimos que no había problema y nos pasamos a esa mesa. Transcurrieron como 20 minutos más y notamos que los meseros que pasaban a lo lejos no se acercaban, que el que estaba armando las mesas seguía en lo suyo y no nos ayudaba llamando a otro mesero, y que la hostess se había perdido totalmente. Finalmente decidimos levantarnos e irnos. No acostumbro a visitar restaurantes con ambiente rimbombante, pretencioso y lobo o corroncho. Es decir, con una estética orientada a un público con similares características, también conocidos como “nuevos ricos”, porque tienden a ofrecer mala comida pero con presentaciones extravagantes. Sin embargo como estaba haciendo un buen día, y ya que el sitio es abierto y estábamos en el centro comercial, decidimos probar; que mala decisión. Para no volver jamás!
el sitio es muy lindo, muy tranquilo, ameno, la atención es muy buena, gran recomendación de los meseros, hacen shows y las bebidas muy ricas
El lugar me encantó y la comida es deliciosa, es un lugar perfecto para pasar una tarde muy agradable, súper recomendado.
La comida 10/10, el servicio súper bueno y lo que más me gustó fueron los shows en vivo, es lo mejor.
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