Mi primer recuerdo en Versalles fue casi accidental, caminando años atrás el centro con mi papá, adolescente, entramos y disfrutamos de empanadas argentinas y chilenas, él se pidió una cazuela de mariscos que resultó ser una sorpresa deliciosa e inesperada para el lugar. Es imposible ir a Versalles sin sentir que se ha congelado el tiempo por un momento, es un lugar de añoranzas, de ambiente tranquilo (el segundo piso, el primero no), de pensar que ahí mismo estuvieron nadaístas escribiendo y departiendo tardes enteras. Es un lugar que sabe a centro de Medellín, pero no de Medellín cosmética, sino de esa Medellín que se niega a desaparecer, en la que la tertulia vespertina con un buen café no era algo extraordinario u ocasional. Es un lugar en el que sobrevive el acto de "juniniar". Infaltable una empanada argentina y jugo de mandarina.

Si no sabe qué hacer con su amigo vegetariano, este es uno de los lugares a los que puede llevarlo, la comida es buena aunque no es descrestante, tienen opciones vegetarianas pero también aquellas que llaman "con proteína animal", todo con el rótulo de saludable. El ambiente es tranquilo pero no es acogedor. La atención es buena.

Un buen sitio para disfrutar de un delicioso fondue de quesos, sin despreciar las deliciosas entradas como los palmitos roquefort. recomendado para amantes del queso que quieran pasar un rato agradable mientras canta Edith Piaf o alguna otra estrella musical francesa. Para los que no pueden comer sin disfrutar del postre, por supuesto un fondue de chocolate con fresas y otras delicias. Y que no falte un buen vino.

La atención, familiar y cálida. No hay carta ni es necesario, vale la pena entretenerse escuchando al chef, cuyo interés no es vender un plato de comida, como muchos otros lugares, sino una apuesta gastronómica saludable. De los tres tipos de plato hay uno que se puede adaptar para vegetarianos. Es cierto que se pueden acercar personas a pedir dinero o a vender objetos.

Es un lugar para ir en caso de emergencia. Fuí antojada de quesos ante los prometedores anuncios del local. Tanta variedad de quesos anunciada resulta ser más publicidad que calidad, al pedir una tabla de quesos recibimos una tabla en la que predominaba un mozzarella con uvas rancias. Incluso se veía que era queso "reciclado", pues ya había sido trinchado por el palillo en el otro sentido. Experiencia fatal. El servicio bastante deficiente, atención demorada y de mala calidad. El ambiente... Qué decir, avenida El Poblado al frente de una estación de gas, sin contar con la carpa de plástico que incrementa la sensación de calor. Es un sitio más para disfrutar de unas cervezas en la noche con una oferta alta en calorías de salsas, alitas picantes, papas fritas y demás.

Un buen lugar para recibir la noche, ya sea en plan romántico o en plan de tomarse unos tragos con amigos acompañados de pan francés con tomate, aceite de oliva y albahaca. Ambiente bohemio y buena música. El servicio es bueno. Un lugar para esconderse del agite de la 33. Buena comida y buen café.