Llegué por casualidad pues un taxista me llevó allá. Quedo en el centro de la ciudad, no es bonito no es feo. Uno entra al restaurante y se ve mejor de lo que uno espera pero no marca una experiencia grata el diseño de su entorno. El personal de servicio es muy atento, aunque andan pendientes de mil cosas y no del cliente como debería ser. Usted piensa que está en un restaurante de medio nivel cuando entra... La carta comparte platos mexicanos y peruanos, lo que afecta un poco su identidad gastronómica. Escogí probar lo peruano. Me llevé una grata sorpresa. Los sabores se definen, son fuertes y representativos del perú. La sazón me gustó, no lo podia creer. Las porciones son grandes.