El tradicional sitio dónde supuestamente sirven las mejores marranitas de Cali, es un fraude. Primero tuvimos que esperar 30 minutos para que sirvieran, habiendo sólo dos mesas ocupadas, luego nos sirven dos plátanos pisados mal cocidos y tibios, y en el medio un relleno de chicharrón rallado, sabroso sí, pero decepcionante el todo. Finalmente cuatro marranitas, una gaseosa y un agua limón $37.000.
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