La comida, el servicio y el ambiente fueron magníficos. La dueña y chef del restaurante estuvo muy pendiente de nosotros; junto con las meseras, nos hicieron sentir bienvenidos. Cenamos pescado, un plato de salmón y otro de atún, muy ricos ... los recomendamos, al igual que la entrada, un plato de pulpo. Las porciones son generosas y los acompañamientos, diría yo, el secreto del sitio. La sangría tenía buen sabor y fue refrescante. Celebramos nuestro séptimo aniversario, un lunes en la noche. En el restaurante tomaron la reserva 90 minutos antes de llegar y, sin haberlo pedido, la mesa de la reserva estaba decorada para la ocasión. Seguramente volveremos pronto.