Supe de este lugar gracias al "Sushi Master", fue elegido como el mejor de todo Bogotá, ya imaginarán lo ilusionado que estaba, al inicio te llevan una cortesía de la casa, un cangrejo apanado en una salsa con unos toques picantes, y bueno...eso es todo lo bueno que tienen. Fue un completo fracaso, me llevaron a la mesa un sushi grueso, tanto que comerlo de un solo bocado termina siendo una misión imposible, y como si fuera poco bañan todo en unas salsas dulces dignas de una ensalada de frutas, los pescados no saben a nada y todo se ve muy..."pintoresco". Mi visita fue tan desagradable que me hizo reflexionar sobre el paladar colombiano que considera lo mejor a lo más grande y más bañado en salsas. En cuanto al servicio, normal en amabilidad y en tiempo es bastante demorado, pero eso sí, la propina no te la preguntan, te la imponen. ¿Volvería? No. ¿Plato recomendado? Ninguno.

Hoy hice mi primera visita a este restaurante, me encontré con un local pequeño pero bastante acogedor, los meseros son muy amables y al igual que el restaurante tienen mucha personalidad. Mi mayor motivación para ir fueron los esquites, ya que al verlos en fotos me parecian auténticos, lamentablemente no habían al igual que horchata, eso me hizo "bajarme de la nube" ya que, si tienes un restaurante con un menú super pequeño y limitado no estaría mal por lo menos tenerlo completo. Ordene nachos con guacamole de entrada, bastante buenos, en su punto de dureza y el guacamole toda una experiencia, luego una quesadilla de frijoles, otro puntazo para este restaurante, sabor muy original y balanceado, más tarde llegaban los tacos de camarón, a mi parecer el punto más alto, camarones empanizados con cocción perfecta, cebolla encurtida y una salsa de maní que te recuerda que estás en un lugar bastante original. Pasemos del cielo al infierno, gracias a mi glotoneria pedí unos tacos de pollo, confiado de que serían una delicia, pero que error, me trajeron un "taco" si se le puede llamar así, la tortilla se rompía con la mirada, el taco tenía un sabor invasivo a canela, un fiasco total. Quería quitarme el mal sabor, así que remate con una quesadilla de chicharrón que pasó sin pena ni gloria, la verdad sólo sabía a queso y eso desiluciona bastante. El Pantera es un lugar interesante, con alma y joven, lamentablemente te deja a medias. ¿Volvería? Si, pero dentro de muchos meses. ¿Que pedir? Tacos de camarón, sin duda.

Me encanto la hamburguesa ya que sigue la logica de que, si usas cosas buenas el resultado sera igualmente bueno, y en este caso excelente, una hamburguesa artesanal con ingredientes organicos y de alta calidad, muy bien elaborada, tanto que no se puede considerar comida rapida. Las papas igualmente tienen una alta calidad y son acompañadas de una salsa blanca, semejante a la mezcla de mayonesa con salsa de ajo. El servicio es bastante malo, pedi una malteada y dijeron que no habia, a la persona siguiente a mi, se la dieron. La cajera atiende de forma fria y de mal humor. La comida tarda demasiado pero vale la pena. El ambiente es muy tranquilo incluso cuando el restaurante esta lleno, la decoracion esta muy bien elaborada y todo es muy colorido. Recomendaciones: 1) Llegar a una buena hora ya que se llena demasiado. 2) No agrandar el combo ya que es demasiada comida. 3) Saca todo de la bolsa de papel para no incomodarte mientras comes.

Definitivamente es el mejor lugar de Donuts, aquí encuentras todo lo que buscas en una; tienen propuestas bastante originales que no encontraras en otro lugar como lo es la NY Cheesecake y la de brownie, la calidad del café no es la mejor pero no esta mal teniendo en cuenta que no es su especialidad, el servicio es bueno sin embargo no sobresalta. El ambiente es bastante bueno, sus paredes están llenas de la historia de la marca y datos curiosos, es colorido y te hace sentir en otra década del pasado. Definitivamente volvería.

Recomiendo este restaurante no para las personas que busquen una experiencia de comida mexicana, sino mas bien a aquellos que quieran disfrutar de algo mas Norteamericano.