Buena atención, amor a los detalles y por la hora muy tranquilo. Buena música. La comida en muy buen término.

Es un restaurante que nos recuerda gastronómicamente los orígenes de quienes pertenecemos al altiplano cundiboyacense. La originalidad al mantener sus recetas a las historias de las abuelas y al sabor de aquellos recuerdos que esperamos que nunca desaparezcan. Lo recomiendo por su sabor y su cocina de leña y carbón.

Todo estuvo muy rico, la cena, las entradas y la atención, sin olvidar el flan de coco!!! Muy recomendado!!!

Me gusto mucho porque es uno de los pocos sitios típicos y auténticos que mantienen la identidad de Bogotá. La comida es muy rica ya que es cocinada con leña y carbón, dándole un sabor único he incomparable. Lo recomiendo!