Lo mejor del restaurante es el músico en vivo. El servicio muy regular: llega el mesero con el plato y se queda esperando a que uno mismo mueva todo lo que está sobre la mesa para depositarlo. Pedimos varios tipos de sushi y quedé con unas ganas tremendas de no volver. La mayoría de las mesas pedimos todo el sushi que uno pueda comer por $30000. Lo barato sale caro.