Participé de una clase de cocina italiana bastante floja. Nos prometían hacer 4 tipos de pasta y un postre. La pasta ya venía hecha, las salsas también venían hechas y el postre para armarlo. La única proteína que nos dieron fue un raviolo de cola de buey, y el resto fueron spaghetti al pomodoro, fetuccini al olio y papardelle al telefono. Postre tiramisu bastante regular. La copa de vino escasa y feo. No me gustó para nada el sitio ni el servicio. Increíble que tenga una estrella michelin!