La comida es sencillamente deliciosa. Probamos un risotto con salmón, conos de salmón y atún de aleta amarilla. Con postre de helado todo para compartir. Ojo las porciones son solo de 100 gramos así que son bastante pequeñas. El servicio es algo que empaña un poco la fascinación del lugar. Los meseros deben ser entrenados en dos cosas. 1. Hablar con un tono de voz más fuerte para que se les entienda lo que dicen y 2. Que no sean tan “confianzudos” el servicio de valet parking es bieeeeeen demorado.