Caminando por Usaquen, coincidencialmente, llegamos a este precioso lugar de un ambiente ameno, cálido y bien decorado. Desde que entramos fuimos muy bien atendidos por un equipo de personas que parecía que nos estuvieran esperando y durante nuestra estadía se esmeraron por hacernos sentir muy bien. Cada entrada y cada plato fuerte que pedimos hizo gala de la deliciosa comida francesa. Pedimos Escargots a la Bourguignonne (Caracoles en mantequilla de hierbas), Albergines Trois Couleurd ae Chevre (Berenjenas horneadas) y Poulpe en Pate Rustique (hojaldre de pulpo) sencillamente deliciosas. De fuerte Tourneados Rossini au foie grasa (Lomo de Res con salsa de hígado de ganso), Chateaubriand Bernaise (filete de Res con salsa bernesa) y Blanquette de Veau a la Creme (estofado de ternera en salsa cremosa) los 3 exquisitos. Y por supuesto de remate el famoso Creme Brulee. Excelente, lo recomiendo