El restaurante está ubicado en una casa restaurada, frente a la biblioteca Luis Ángel Arango, pero tan pronto como se atraviesa la puerta, el ambiente nos traslada como por teletransportación a la tierra de los pandas y el bambú. La comida: deliciosa. Recomendado el sushi con chicharrones de pulpo y el pad thai. Ofrecen cervezas artesanales, muy buenas también. El mesero nos supo guiar por la carta para escoger los platos perfectos para cada uno. ¡Deli!