Me sentí tumbada! El sitio parece un almorzadero donde finalmente sales impregnado de olor a comida. La atención no es buena, el mesero como que si pero que no y eso a pesar de que el restaurante estuviera vacío. Empanaditas de pipian a 1.500 y no miden ni la mitad del dedo meñique. 8.500 una Marranita que no quedo bien cocida y donde el chicharrón seguía frío por dentro. Una pechuga de pollo apanado por 36.000 pero bien regular. La sopa de torrejas estaba muy condimentada. No reciben tarjeta de crédito y el almuerzo para una persona son 50-60!!! Que horror ! No pague sitio y tampoco pague un deleite Gastronomico! Allá no regreso!