El lugar es agradable, realmente uno se libera de la ciudad, la comida es deliciosa, las carnes y sus acompañamientos, porciones adecuadas, su costo un poco alto ha decir verdad, los jugos naturales deliciosos. Me fue regular con la entrada: la mazorca no estaba tierna. Los postres nada que resaltar, sosos, sin sorpresa, sin eso que te mata. La sangría: aguada a mas no poder. El tinto al final un toque generoso y excelente para el cierre. Volvería por el ambiente, por la buena comida, saliendo por postres a otro lugar y evitando entradas y sangría. El servicio amable pero lento.