Cuando tengo visita de extranjeros procuro mostrarles lo bueno de lo nuestro y me llevé a un grupo de holandeses a Café libro y se divirtieron mucho primero mirando bailar salsa y despues intentando, tratando de aprender y esto fue sensacional, no pudieron solo brincaban, pero se fueron muy felices. La comida fueron carnes muy buenas, pero lo mejor el ambiente.