una experiencia gastronómica definitivamente. no es una comida más. es la experiencia de la cual quedas conversando por el resto del mes. Llegas un poco desorientado porque el restaurant no tiene aviso al frente y parece una casa cualquiera del Barrio La Candelaria. El equipo de trabajo está impecablemente bien acoplado y entrenado en sus funciones y te va conduciendo en tiempos perfectos para ir disfrutando de sabores desconocidos explorando sensaciones producidas con la leña, humo , ingredientes y fermentaciones. Atendido por Mario Rosero y su esposa que han convertido esta casa anónima de la candelaria en un lugar inolvidable. lo único que le cambiaría a esta experiencia sería el Pan que la corteza se quema un poco y el sabor domina un poco los otros sabores más sutiles. 100% recomendable