Ubicado en el barrio histórico de La Candelaria, el sitio sorprende por su amplitud, espacio abierto y original decoración que lo hacen agradable para pasar un rato con amigos, ojalá en grupo. La música tropical también es un elemento curioso para el ambiente fiestero y hasta hay en la noche un grupo que ameniza la cena e invita al baile. La comida es bien preparada, sin demasiados condimentos, lo que permite degustar el sabor de carnes y pescados. Lamentable el pulpo de la entrada, que se pasó de cocción y se endureció. La caldereta de mariscos se sostiene, al igual que la carene Don Juan. La bebida Rosado de verano es una sangría refrescante.