Es un clásico! con el cambio de local ampliaron aún más su carta. Es un espacio alto con un servicio atento. La diversidad de desayunos que ofrece no tiene comparación, y además son una delicia. Tienen clásicos huevos benedictinos, o incluso un caldo de costilla, pero también opciones más creativas como Benjamin o la otra costilla. Solo decepciona el libanés. los panes son una delicia!