El servicio es aceptable, el mesero toma las ordenes de acuerdo a su disponibilidad de tiempo. Los platos insignia como las costillas no tienen la espectacularidad esperada, lo que si tiene la hamburguesa de la casa, los acompañamientos son muy buenos, resalto la papa criolla con suero por su crocancia y sabor, deliciosas alitas bbq. El lugar es muy acogedor y relajante, como para estar en familia.

Costoso, teniendo en cuenta que sirven una entrada de 20.000 pesos con diez camarones tití mal rebosados. Un plato fuerte con un pescado muy frito, yuca frita como un palo de dura, acompañada con papa frita blanda. Con los precios debería ser un restaurante gourmet pero no es así.