Una muy acogedora terraza con muy linda música ambiente. Pedimos una sangría blanca que estaba bien lograda y una limonada de coco muy sabrosa. Unos calamaretes valencianos (fritos y creo que les dicen boquerones) en los que el sabor del aceite se imponía por sobre el del boquerón. No fueron ricos pero ví servir platos muy llamativos en otras mesas.