La ubicación es perfecta, el lugar es divino y la vista ni se diga, la decoración, el ambieente, los meseros, la atención, es 5/5. Pero la comida no es la mejor, platos bastante costosos que en realidad no satisfacen 100%, fui 2 veces, de las cuales el mejor plato fue el arroz caldoso. Definitivamente este es su plato insignia, el Pato tenía un sabor bastante fuerte, y hostigante con la salsa que lo acompaña. Los postres como siempre, característico de los Rausch son espectaculares.