Que sorpresa tan espectacular, llegamos a lugar porque dimos un mal giro. Desde la entrada uno sospecha que el lugar es original. Lo más grato es que la originalidad no se queda en la decoración, la carta y los ingredientes son usados de manera muy inteligente. Se puede ver todo el tiempo la cocina y por lo tanto se ve el orden y limpieza. Las neveras también están a la vista, no comí las carnes pero se ven unos cortes madurados en seco que estoy seguro debe ser buenísimos para quien sabe lo que está probando. No estoy seguro de los nombres de los platos pero comimos las empanadas de Maduro (etselentessssss), palmitos asados (están buenos pero comparados con lo demás se opacaron un poco), berenjenas asadas (muy buenas, realmente con sabor a Magreb, primera vez que como harissa en colombia), ensalada de cordero (asado a la perfección, muy buen tamaño para compartir), hongos asados (con trompetas y Portobellos, perfecto sabor para contrastar el cordero). No esperaba ese lugar; en definitiva vuelvo. Además, los vinos al precio justo. La carta de vinos es corta pero variada, realmente se nota un trabajo de selección, hay una referencia por sepa o blend. Pedí un macabeo chardonay y estuvo muy bien también.