Me gusta mucho la comida de Isola, pero lo que antes era un buen servicio ahora es insoportable. Deberian prohibirle a los mesoneros probar las bebidas, el que nos atendió estaba algo tomado. La buen atención de antes se ha mermado. Los meseros no le prestan atención a los clientes y solo cuando ya nos ven molestos le prestan atención a las señas. Llegamos tarde a un compromiso porque tardaron casi media hora en traer la cuenta. No hay una coordinación de personal de mesas. Nos ibamos a quejar con el Administrador pero estaba muy ocupado para atendernos. En cuanto a la comida en honor a la verdad sigue siendo excelente, creo que unas de las mejores, comimos la pasta de la casa al parmesano gigante que es sublime y mi cuñado una pasta testarosa, deliciosa. Aceptamos la recomendación del ossobuco y fue acertada pues estaba magistral. Comimos torta de queso y nos pareció muy diferente a las comunes. esta estaba muy rica y su textura era sencillamente deliciosa y provocativa, no empalagosa. Es muy desagradable que los mesoneros se llamen a gritos cuando quieren decirse algo, pues da la impresión que estuvieramos en la plaza de un mercado, mas cuando estamos atendiendo el telefono móvil. La presentación de los platos sigue siendo impecables y de foto, parecen y el sabor de la comida crera adición y nos amarra al restaurante, pero la caida en la atención y el desorden en el area de comensales nos repele. Hace falta como algo mas de preparación y de que el adminsitrador este mans atento y no tan inaccesible guardado en su oficina. La comida es riquisima y bien presentada, parece de concurso, pero si me atiende nuevamente un mesonero semi ebrio, no volveremos y si el Aministrador no atiende sus funcione seguirán retrocediendo y es una lástima. Superando esos bemoles, recomiendo ampliamente a Isola, pues los sentidos nos quedan satisfechos y podemos pensar que a ligual que su comida nosotros tambien somos de Alta cocina gourmet.