Restaurante bohemio en una casa antigua, propio de La Habana. Los platos son bien logrados, buena sazón. Recomiendo el puerco asado y la vaca frita, excelente preparación de las carnes, es jugosa y suave. La atención es excelente, están siempre pendientes que no falte algo, demoro un poco los platos pero vale la pena la espera.