No tiene una carta amplia pero se pueden encontrar platos poco comunes como la ensalada de Kinua, y tan ricos como el Osobuco. El resto hay de todo: sandwich, mini pizza, rissotos, con un nivel de calidad muy aceptable. El servicio es correcto y el ambiente es un cargado pues las mesas están muy cerca las unas de las otras. En definitiva es recomendable para ir un día a la semana, pero no todos los días. Por cierto, si van a desayunar les recomiendo los huevos Benedictinos. Son con jamón y la salsa es deliciosa. Deben pedir que la base de pan esté un poquito tostada.