Este lugar es encantador, pequeño y casero, atendido por su dueño. Se ve la disciplina y amor por la cocina. Me encantó la lasaña de berenjena, el hojaldre de espinaca, los garbanzos al orégano, el kiwi con arequipe y crocantes, el jugo tropical...todo delicioso! Nos llevamos a casa los famosos panes de tres chocolates y también quedamos fascinados. Recomendadísimo!