Me encanta este lugar... Súper acogedor, buen ambiente, muy relajado. Los precios son favorables y definitivamente el croissant de almendras es único. Su textura es inigualable, con una dulzura exacta que contrasta muy bien con una taza de chocolate con poco o nada de azucar. Un sitio para una tarde, para conversar, leer y porque no, disfrutar de algún juego de mesa.