Este es uno de los mejores restaurantes del centro de Bogotá y su ubicación es realmente privilegiada. En cuanto a la comida: El plato fuerte (Morrillo) me pareció exquisito. La soda de corozo, con anís y limón mandarino, si bien es cierto era rojiza: no sabía a corozo, muy poco a anís y ni sombra del limón mandarino, en su lugar, flotaban hojas verdes y pedazos de fresa. Y para terminar, en enyucado, podría decir que es el menos rico que he probado en mi vida. Ojalá no se descuiden en los detalles, porque es un lugar realmente maravilloso!
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