Es de esos lugares que puedes repetir sin aburrirte. Las instalaciones son lindas, acogedoras y con un toque vintage. Tienen terraza y varios ambientes. La carta no es gigante pero encuentras opciones para todos los gustos, en cuanto los cócteles hay combinaciones interesantes (el lulo Sour es un 20 de 10) y de postre, la tarta de queso no tiene comparación. El servicio es rápido y atento. Recomendado: las patatas bravas. Por mejorar: el volumen de la música en el segundo piso es demasiado alto. Tip: NO lleven carro porque por la zona hay muy pocos parqueaderos y el valet parking cuesta 32 mil pesos.