Tiene una gran ubicación pues queda en toda una esquina de la plaza de Usaquén y el local es grande y espacioso. Lo escogimos porque mientras otros restaurantes tenían tiempos de espera entre 30 y 45 minutos para el brunch, archies’ estaba desocupado y a pesar de ello se demoraron bastante en tomarnos el pedido. La comida llegó bastante rápida y estaba rica aunque nada extraordinario.