Estar enfrente de la Plaza de la Trinidad es un placer, por eso decidí ir a este sitio a almorzar con mi esposo. En el lugar atienden tarde, te repreguntan el pedido varias veces. El almuerzo llegó cerca de 40 minutos, pedimos dos ejecutivos. Mi esposo ordenó carne en bistec y yo filete de pescado. A él le fue un poco mejor que a mí, pero en síntesis la comida es regular. Es un sitio para tomarse unas cervezas o un café por la tarde en las mesas de afuera. Muy buen sitio por ubicación, pero no por calidad.