Lo mejor de este lugar es el ambiente, que nos aísla del resto de la ciudad por un momento y con su decoración y música nos transporta. Los platos son riquísimos y de buen tamaño. Las entradas son deliciosas. Ideal para tener una cena especial en La Candelaria y tomarse un buen vino. Falta un poquito más de esmero en el servicio para que sea un restaurante ideal. Hay que volver a probar el ajiaco santafereño.